Virtuosismo en potencia, ego, "larvas astrales" y Pitufo Gruñón.

por, Randy Chávez

 




En las artes, en los deportes, en las ciencias, en la academia..., de cuando en cuando surgen unos personajes a los que se les denomina: "virtuosos en potencia". Se caracterizan por, desde temprana edad, tener habilidades y capacidades técnicas extraordinarias. Con poca teoría y experiencia -a criterio de los especialistas en la rama de que se trate- son capaces de crear, ejecutar y arriesgar con un importante nivel de calidad. "Todo lo hacen correctamente y con facilidad, de manera natural. Son espontáneos e improvisan sin miedo", me explicaba un profesor de piano al referirse un niño de 11 años a quien recién había 'descubierto' en servicio religioso.


En el deporte, cuando un atleta es diferente y empieza a despuntar sobre el resto de una manera significativa, prácticamente todos lo notan; digo prácticamente porque nunca faltan los "haters por convicción" que son poseídos por el espíritu del Pitufo Gruñón y todo lo odian. "Odio a los virtuosos...", dirían mientras cruzan los brazos y fruncen el ceño.

 

Con 14 años de edad, el aragüeño Alí Aarón Jaramillo es, a criterio de quien escribe, un legítimo "virtuoso en potencia" del ajedrez. Todavía es un púber y vive en un país con "poca" tradición de este deporte, lo cual hace cuesta arriba su crecimiento deportivo porque le toca nadar a contracorriente.


No es un secreto que en Venezuela los ajedrecistas tienen una especie de techo en su crecimiento y desarrollo deportivo y, en comparación con potencias como Rusia, por ejemplo, da la impresión de que estamos a una distancia que debiera prender las alarmas y obligar a convocar reuniones con carácter de urgencia para atender este problema estructural. Para tener una idea: el 2do mejor ajedrecista venezolano no entra la lista de los 100 mejores jugadores de Rusia. 


Jaramillo no solo tiene que resolver el problema de su crecimiento deportivo, en el contexto antes planteado; además, debe lidiar con un fenómeno curioso en el ajedrez venezolano: el ego.


La RAE define el ego como la "valoración excesiva de sí mismo". Es un fenómeno curioso porque estamos en un país que cuenta con un solo jugador por encima de los 2600 puntos, ningún + 2500 y cuatro +2400.


1. GM. Eduardo Iturrizaga, 31 años. 2607.


2. MF. Pedro Ramón Martínez, 29 años. 2427.


3. GM. José Rafael Gascón, 25 años. 2425.


4. MF. Álvaro Dias, 40 años. 2409.


5. José Sequera Paolini, 48 años. 2402.



2400 puntos de elo es la "exosfera" de la fuerza de ajedrez en el país, es decir, lo más alto; pero comparado con la élite mundial esos mismos puntos serían la "troposfera" o la "estratosfera", para no ser severos. Sé que algunos dirán que es injusto que compare a Venezuela con Rusia; sin duda que por muchas razones es injusto, pero deben estar de acuerdo conmigo en que el ego, la falta de humildad y la arrogancia de algunos ajedrecistas venezolanos es un contrasentido, debido a que dos mil puntos y monedas, de elo, no autorizan a nadie para vejar a otros jugadores. Hay quienes son +3000, pero en "fuerza patán". Frases como "cacho" y "peorro" son tan frecuentes en el vocabulario de los haters, que nos hacen recordar el proverbio: "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". 


Alí debe rodearse de gente que le aporte valores deportivos y profesionales; y no debe dejarse intimidar por los devoradores de talentos: aquellos 'malintencionados profesionales' que tienen ácido en la saliva y cuando se ceban en contra de alguien no lo dejan en paz hasta no verlo en el hueso. Yo los he calificado como "larvas o parásitos astrales, del ajedrez".


Su familia debe procurarle el espacio y el tiempo necesario para que desarrolle todo su potencial. Que no descuide sus estudios y que aprenda otro (s) idioma (s), ya pensando en el futuro a mediano y largo plazo. También debe permitir que los entrenadores hagan su trabajo; sé, por experiencia, que los padres pueden convertirse en el principal obstáculo para el crecimiento de un deportista.


A la empresa privada y a aquellos que tienen la capacidad y la posibilidad de ayudar a este chamito, les digo que no duden en hacer los aportes necesarios. Si la cosa, por algún motivo el proyecto no cuaja, no pasa nada; lo importante es que cada vez que surjan este tipo de "virtuosos en potencia" debemos brindarle la mano para apoyarles. 


Para finalizar quiero referirme a una anécdota de Alí Jaramillo, a meses de haber abandonado los 12 años de edad: tal cual un comportamiento de un niño curioso, con prácticamente una década de vida, jugaba ajedrez por computadora poniendo a jugar a los módulos contra sus rivales en línea; ello representa una falta grave, sin importar la edad de quien esto haga. Sus profesores le llamaron la atención y dejó de hacer ese tipo de cosas. Siendo un muchachito ofreció disculpas públicamente, pero muchos se quedaron enganchados en esa travesura infantil. 


Mucho se le atacó porque se afirmaba que no tenía nivel de juego porque "cuando era más carajito se puso a inventar vainas". Recientemente jugó un match en persona con un jugador que en teoría es de mayor nivel; demostrando que su fuerza de juego es real y que su cerebro es un minimódulo. Perdió el match, pero arriesgando partidas ganadas e igualadas que hubiesen comprometido el duelo. Para un resultadista, gana el que gana; para quienes le dan valor a los análisis post morten, los méritos se los lleva quien juega mejor.


¿Este jugador modula? 

Modular es, "pasar armoniosamente de un tono a otro en la música o en el lenguaje". Creo que Alí Jaramillo está modulando en el ajedrez. Traducción: está pasando armoniosamente de un nivel infantil a la maestría. 


Amanecerá y veremos.


...


"Después no digan que el tiempo es malo: GOYA.

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